Muérete con tu alcohol y con tus cosas.

¿Qué te crees? Pregúntame lo mismo al oído, yo sí sabré que contestarte.
Me creo persona, elegí mi existencia y quiero estar aquí.
¿Tú? No. O al menos eso parece. ¿Qué haces? Lo ves. Estás ahí, muerto de miedo, intentando matarte de manera discreta. No quieres enterarte de que vas a morir, que te vas a matar. No quieres contártelo a ti mismo, pero tu mente lo sabe. Por eso tu haces lo que ella te manda, y así estás.
Das miedo. Pero poco a poco se convierte en pena. Te temo a ti, a mí, a acabar como tú.
¡Anda! Mira, te está matando el tiempo. Mira como corre, como pasa, como camina despacio. Sin embargo no tienes ni una milésima de segundo para verlo, ya ha pasado.
Y si antes de morir... ¿Matamos el tiempo? Dicen que el siempre va a acabar con nosotros pero... Dejemos nuestras diferencias a un lado, tu dado al alcohol y yo a las teclas, a las letras, a escribir. Venga, planeando estrategia, ahora dime ¿cómo lo matamos? En esta otra milésima de segundo se ha llevado todos los cuchillos.